Una, dos y tres!

Siempre merece la pena volver al pasado. Recordar todo aquello que viviste y te guste o no forma parte de ti. Recuerdo cuando era pequeña, y no me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Solo jugaba, reía y me lo pasaba bien con mis amigas. Esas tardes de verano inolvidables en las que ibas al parque y jugabas con cualquiera, estabais horas y horas corriendo y riendo, y que te encontraran en el escondite, era el mayor problema que existía. Pero ya cuando eres mayor las cosas cambian. La vida se complica, nada es lo mismo, la gente viene y va. Y lo único que te queda es pensar. Pensar que en un momento de tu vida fuiste feliz, que disfrutaste al máximo. Siempre nos quedará la infancia.